sábado, 1 de abril de 2017

La leyenda del conejo de Pascua



Su origen se remonta a las fiestas anglosajonas pre-cristianas, cuando el conejo era el símbolo de la fertilidad asociado a la diosa Eastre, a quien se le dedicaba el mes de abril. 
Progresivamente, se fue incluyendo esta imagen a la Semana Santa y, a partir del siglo XIX, se empezaron a fabricar los muñecos de chocolate y azúcar en Alemania, esto dio orígen también a una curiosa leyenda 


La leyenda cuenta sobre un pequeño conejo que se encontraba dentro de la cueva en donde los apóstoles y creyentes de Cristo guardaron su cuerpo. Ellos lo dejaron allí y cerraron con una roca, pero el conejo lo miraba sin entender de quien se trataba. Luego se levantó y el conejo vio como el ángel corría la piedra para que pudiera salir, entonces se llenó de alegría su corazón al comprender que había presenciado como el hijo de Dios volvía a la vida. 
No podía entender tanto sentimiento. El pobre animalito quiso comenzar a evangelizar a las personas pero no podía porque palabras no salían de su boca, por esto es que tuvo que ser muy inteligente para encontrar una manera de poder comunicarle al mundo lo que había visto. 
Los conejos escucharon todo lo que tenía para decir, pero es que ellos no podían entender que pudiera pasar algo así, además no se metían en las cosas de los humanos, pero este conejito pensaba diferente; él sentía la necesidad de decirle a todas las personas que Jesús era el hijo de Dios y que él lo había podido comprobar.

Lo que comenzó a hacer es a pintar huevos de todos los colores, si no podía transmitir lo que sentía a las personas, por lo menos haría hermosos huevos para demostrar que se debe estar feliz y alegre durante el día donde Cristo volvió a la vida, por eso es que todos los domingos de pascua sale a repartir los huevos que los niños esperan con tanta esperanza de que llegarán.
(De la página leyendas para niños.com) 

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