El cuento original es de Jorge Bucay
Había una vez un hombre muy rico, este hombre tenía todo con lo que podía
soñar: tierras, castillos, criados, mujeres, todo con lo que un ser humano
puede llegar a soñar, pero un día decidió abandonarlo todo, cogió unos bártulos
y se fue de su casa.
Pasaron varios días caminando hasta que llegó a
un pueblo. Al no tener sitio en ninguna casa del pueblo decidió dormir bajo un
pórtico de la capilla del cementerio. La noche era oscura y no paraba de
llover; mientras miraba las cruces y los panteones se percató de una
inscripción.
Alfonso Usía 12 años 210 días
Al ver esto se levanto y se acercó, pensó, que
triste ser, que joven ha muerto, pero le llamó aun más la atención que en la
lápida contigua a la que se encontraba ponía la siguiente inscripción
Raúl Cordón 7 años 125 días
El hombre se espantó un poco y comenzó a ver las
tumbas de todo el cementerio
Pilar Ruiz 11 años 14 días
Cristina Sáenz 14 años 135 días
Mario Herrero 9 años 301 días
El hombre cada vez estaba más asustado, bajo esa
lluvia tempestuosa, en medio de la oscuridad no paraba de leer lápidas, ninguna
persona de aquel cementerio pasaba los 15 años, todos eran jóvenes. Se
preguntaba qué desgracia había ocurrido en aquel lugar, estuvo toda la noche
viendo todas las lapidas.
Al amanecer estaba exhausto, sentado en una
lápida medio llorando por la tristeza; en ese instante llego el enterrador que
se acercó al señor preguntándole si estaba bien. Éste no contestó.
El enterrador al ver que no decía nada se alejó
de él y en ese instante el hombre le
preguntó:
-¿Qué ha pasado aquí? Todas las persona
enterradas en el cementerio son niños.
El enterrador al oír eso se rió y se acercó a él:
Caballero, no se alarme, en nuestro pueblo
nosotros tenemos una costumbre, al nacer nos regalan una libreta que llevamos
siempre encima (el enterrador se la enseña al hombre) en ella se apuntan todos
los momentos felices de nuestra vida, cada uno de ellos; las personas que ve
enterradas no murieron jóvenes sino que en sus lápidas indican los días que
fueron felices en su vida.
¡Ojalá seamos y vivamos de tal manera que en nuestro personal cómputo no haya diferencia entre nuestro tiempo biológico y nuestro tiempo feliz!.
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